miércoles, 13 de febrero de 2008

R E V O L U C I Ó N * N º 1 * * * * (4ª parte)





( C O N T I N U A C I Ó N )




Para nosotros, la mayor parte del profesorado, de las clases, de las materias que nos impartían, de las actividades proyectadas durante el curso, en una palabra, de todo, era aburrido e insulso, no nos decía nada y no era interesante en absoluto. Sé que puede sonar muy radical, pero así lo concebíamos. No teníamos salida. La única opción era abandonar nuestros estudios, dedicarnos a cualquier otra cosa. Pero teníamos muy claro que no era esto lo que deseábamos. Queríamos seguir adelante, queríamos aprovecharnos de los medios y de las infraestructuras de nuestra facultad. Pero necesitábamos cambiar las cosas. Queríamos ser nosotros, los que teníamos claro qué anhelábamos, los que organizaran estructuralmente una nueva universidad orientada a una nueva forma de aprender, de disfrutar del conocimiento y de la realidad actual. Invitaríamos a los autores que nos parecieran interesantes, prepararíamos seminarios relativos a temas que nunca antes hubieran sido considerados como serios o académicos. A muchos de nosotros nos entusiasmaba el cómic de carácter erótico, por ejemplo. Otros se desvivían por la música más moderna, la conocida como Big Ass Music que entonces empezaba a sonar en alguna emisora de radio y que sin embargo, ya tenía mucha repercusión en todas la nuevas generaciones. Necesitábamos ocuparnos de aquello en aquel momento. Esperar hubiera significado habernos convertido, en un futuro lejano e incierto, como tantos otros, en estudiosos de un pasado sin aliciente y sin su encanto original. La conclusión era muy sencilla: lo que habíamos pedido era que nos fueran cediendo a nosotros las responsabilidades administrativas para llevar a cabo una mutación paulatina de aquella universidad. Necesitaríamos un tiempo considerable para asumir en su totalidad todas las labores que tendríamos que desempeñar, pero lo haríamos con eficiencia, de eso estábamos seguros. Lo más importante sería lo simbólico de aquella acción. No podía quedarse en un caso aislado, en una travesura bien elaborada por unos muchachos pretenciosos que tuvieron un golpe de suerte. Aquello podría significar una verdadera revolución que echaría por los suelos todo el sistema docente de nuestro país, un sistema que apestaba a funcionario pasivo, a funcionario de eternos desayunos, a créditos de libre configuración convalidables por euros básicamente, a presupuestos tirados a la basura en forma de ordenadores portátiles inútiles para profesores que no necesitan ordenadores portátiles, a los exámenes de risa que parecen una tomadura de pelo porque no sirven para evaluar nada, a cosas inútiles. Principalmente echaría por los suelos a un sistema de cosas inútiles. Así lo considerábamos nosotros.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

hola mola lo que escribes chao niñapajaro.

blog
http://bocadillosdeespuma.blogspot.com